sábado, 2 de mayo de 2009

Elementos que interviene en el proceso evaluativo.

La evaluación es una característica de la actividad humana que permite obtener información, emitir juicios y tomar decisiones. Los seres humanos estamos permanentemente evaluando nuestra realidad, desde los aspectos más simples, como por ejemplo decidir que ropa usar cada día, hasta los más complejos como que carrera estudiar, cuando ser padres o cuando comenzar a vivir solos. Cualquier decisión que tomemos tiene que pasar previamente por una evaluación de la realidad a la cual nos enfrentamos. En el proceso educativo ocurre algo similar, contantemente estamos evaluando el proceso de enseñanza aprendizaje de nuestros alumnos constituyéndose la evaluación como uno de los elementos más interesantes puesto que incide en todo el proceso.
La revisión de la bibliografía referida al tema, señala que la evaluación se trata de un proceso flexible que depende de múltiples factores, tales como los agentes que participan, los recursos disponibles y el contexto histórico imperante, entre otros. De aquí que aparece como un tema complejo, que de acuerdo a diversos factores ha cambiado en el transcurso del tiempo pasando por distinta tendencias que dependen de los paradigmas imperantes en el contexto histórico social en el que se estudie.

Como ejemplo de lo que significa la contextualización de la evaluación en el proceso educativo, podemos mencionar la reacción de Estados Unidos al darse cuenta que la unión Soviética habría lanzado el primer satélite espacial asumiendo que esto ocurrió por deficiencias educacionales. Tal situación desencadenó un cambio drástico en la Educación exigiendo la formación de especialistas en el ámbito evaluativo. En una primera etapa, y como una forma de ordenar el proceso, surge Ralph Tyler con un enfoque tradicional de evaluación, este autor se basa fundamentalmente en el logro de objetivos. En el enfoque tradicional todos los alumnos aprenden de la misma manera, de modo que la evaluación está separada del currículo; esto es, hay tiempos, lugares y métodos especiales para ella, existe un cuerpo de conocimiento bien definido que los alumnos deben dominar en la escuela y que deben ser capaces de demostrar o reproducir en una prueba, tanto la enseñanza como el aprendizaje se centran en los contenidos curriculares y en la adquisición de información sin considerar el contexto en el que ocurre el proceso, de acuerdo al enfoque tradicional, una enseñanza exitosa prepara al alumno para rendir bien en pruebas diseñadas para medir sus conocimientos en distintas materias, siendo la mejor forma de evaluar el progreso de los alumnos las pruebas de papel y lápiz. Reuniendo todas las características que describen el modelo tradicional de la evaluación se podría decir que se relaciona con un modelo lineal, sistemático y racional, que da cuenta de un educador con características conductistas.

Siguiendo con la revisión histórica de los enfoques en evaluación interviene Daniel Stufflebeam de la Universidad de Michigan con su idea de un modelo de evaluación basado 4 elementos claves: el contexto a partir del cual se planifican las decisiones, los insumos que facilitan la consecución de lo planificado, el proceso a partir del cual se pueden corroborar si lo que se planificó realmente se está cumpliendo, de manera que de no ser así es posible modificar y readecuar las estrategias utilizadas y el producto del proceso a partir del cual se toman nuevas decisiones. El modelo de Stufflebeam redefinió la evaluación como un sistema para proporcionar información que permita juzgar decisiones alternativas, existiendo entonces como un intermedio entre el enfoque tradicional más rígido hasta llegar a un enfoque contemporáneo basado en la evaluación iluminativa propuesta por Parlett y Hamilton. La evaluación iluminativa se fundamenta en un paradigma humanista y considera aspectos técnicos de la evaluación como por ejemplo el financiamiento del proceso, el interés por la innovación, los profesores y los alumnos que participan, además hace una crítica a la importancia única de los objetivos por cuanto involucra desde su visión humanista el contexto en el que ocurre el proceso, desde esta perspectiva la evaluación iluminativa se relaciona con un enfoque contemporáneo de la evaluación de acuerdo al cual: cada alumno es único e irrepetible por lo tanto la evaluación debe ser individualizada, siendo el fin de la evaluación la formación de personas capaces de aprender durante toda su vida, centrándose en el desarrollo de habilidades de pensamiento y en la compresión de las relaciones dinámicas entre los contenidos curriculares y la vida real. Una enseñanza exitosa prepara al alumno para vivir efectivamente durante toda su vida; por lo tanto se centra en enseñar para transferir el aprendizaje más allá del aula, hacia la vida diaria, incluyendo procedimientos tales como, la observación, formulación de proyecto, pruebas de papel y lápiz, y otros.

La evaluación concebida de esta forma se acerca al concepto de evaluación participativa en la que intervienen prácticamente todos los agentes que colaboran con la evaluación, dejando definitivamente de lado la idea de evaluación como un proceso que busca sólo el logro de los contenidos y la verificación de los mismos a través de un dato numérico, buscando el acercamiento de todos los agentes o actores que forman parte del proceso, alumnos, padres, apoderados, auxiliares, comunidad educativa.

En conclusión, es claro que el tema de la evaluación educativa está lejos de ser un aspecto irrelevante del proceso de enseñanza aprendizaje, es más, es uno de los más importantes puesto que incide en todos los demás, por lo tanto, agregar a este proceso la complejidad de hacerlo además participativo y contextualizado queda claro que es una tarea difícil. La descripción de los modelos de evaluación de algunos autores mencionados en el texto tales como Tyler, Stefflembeam, Parlett y Hamilton dan cuenta de los intentos de establecer un sistema de evaluación basado en la participación de todos (o la mayoría) de los agentes que están presentes en el proceso enseñanza-aprendizaje así como también dar una importancia fundamental al contexto en el que el proceso se desarrolla. Esta propuesta no deja de ser atractiva pero a juicio de quien suscribe resulta ser aparentemente difícil de lograr. En la descripción de planes y programas de nuestro país se intenta esbozar la intervención de distintos agentes en el proceso de enseñanza aprendizaje sobre todo en lo referido a aspectos que tienen que ver con el logro de objetivos transversales, la aplicación de encuestas tipo FODA, la intervención de evaluaciones externas en los establecimientos educacionales ya sea nacionales o internacionales aplicadas a alumnos, apoderados y profesores, la aplicación de test estandarizados de estilos de aprendizaje y otros instrumentos permite conocer las necesidades de todos y cada unos de los agentes que participan del proceso educativo desde una perspectiva participativa teniendo un fin común que es lograr el aprendizaje y la formación integral de los alumnos. Por otro lado la necesidad de contextualizar la evaluación está siendo cada vez más reconocida fundamentalmente en lo referido a la incorporación de las Tic en el proceso, aún cuando todavía está pendiente la participación activa de los profesores en cuanto al diseño de clases que tengan incorporado el sello constructivista al que aspira la visión iluminativa de la evaluación. Es necesario recordar que el profesor debe evaluar de acuerdo a como enseña.

2 comentarios:

  1. Pamela: le{i tu texto y junto con felicitir la inclusión de aplicaciones a un contexto actual y concreto (tu propio ejecicio docente) y la zona de aprendizaje que incorporamos (TIC), quiero reflexionar sobre la idea de que "resulta ser aparentemente difícil de lograr" aplicar una evaluaci{on iluminativa en el marco curricular chileno. a mi parecer el currículo no determina la forma en que se implemente en las aulas, es decir, uno u otro marco curricular no establece un enfoque de evaluación, independiente de que tengas basamentos de una corriente específica, pues la puesta en acción del currículo no está limitada a lo mínimo obligatorio, sino que e sposible transitar a estadios más complejos y de mayor participación. en este sentido, conviene tener presente que "la evaluación debe referirse a un proyecto pedagógico concebido globalmente y no a alguna de sus partes considerada aisladamente", en otras palabras, más que el currículo, el determinante de los enfoques que actúan en una escuela pasa por las directrices de los líderes pedagógicos que involucran a sus comunidades educativas en uno u otro enfoque pedagógico. (Doc. enfoque tradicional y enfoque actual, p. 8).

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  2. Estoy de acuerdo, y creo que es de aceptación general, la importancia de adecuar la evaluación a los individuos reconociéndo sus propias particularidades, pero al igual que Andrés, creo que la dificultad no debe ser una pieda de tope. Es interesante su aporte respecto a la implementación que podemos dar en la práctica del currículo, y cito lo que el profesor Morales mencionó en una clase, que los llamados al cambio deben ser los mismos docentes más que esperar que las estructuras directivas lo hagan. El lineamiento mínimo pasa por un tema ideológico y es estacional, pero el cambio actual, la nueva sociedad del conocimiento es algo más permanente y debe reconocerse como tal. Quizás la dificultad puede ser el intentar ser puristas en esquemas modernos y humanistas, tal vez hay áreas que puedan ser evaluadas de la manera tradicional, pero va a depender de lo que se quiera evaluar, los contenidos o el objetivo del proceso de enseñanza-aprendizaje, la adquisición del conocimiento por parte de los alumnos.
    Quiero hacer mención al tema de las pruebas estandarizadas que mencionas, creo que éstas no deben considerarse como evaluaciones del proceso, más bien como instrumentos "objetivos" para poder estandarizar resultados y comparar una población común, desde el punto de vista geográfico, y solo con fines estadísticos. La evaluación final, la importante, debe llevarse a cabo en el aula, en el proceso y en el transcurso de éste, de manera pertinente y oportuna, a fin de asegurar el objetivo de adquisición del conocimiento más que del aprendizaje de contenidos.

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